Celos, celos, celos...


"Las mujeres queremos lo que no podemos tener, por eso lo de los chicos malos, lo de los casados, los que no nos quieren, etcétera etcétera..." 

Seguro que si tenéis una buena amiga habéis escuchado esta frase alguna vez y como a mi os habrá parecido la mayor estupidez mundo. No es nada práctico, es una situación totalmente inestable y jamás habrá expectativas reales de futuro pero ahí se quedan, como niñas. 

No digo que nosotros no lo hagamos, digo que tenemos otros límites. Podemos aguantar y luchar por algo pero que no nos toquen mucho los huevos porque tarifamos más rápido que el McDonalds... Ellas son distintas, opuestas, sadomasoquistas.

Cuando somos nosotros los que ponemos fin a un noviazgo y siempre que no existan motivos para temer por nuestra integridad física –aunque existen casos– ella estará ahí, se quedará ahí, esperando, por si decidimos retractarnos, por si no aguantamos la soledad, por si renunciamos a nuestro orgullo. 

No somos muy distintos pero sí más pragmáticos. No dejamos de salir tras la ruptura, ni tenemos reparos en acostarnos con la primera que pasa –de hecho, ese suele ser el primer objetivo– pues el compromiso ha terminado y ya no hay porqué dejar de hacer nada, punto.

La norma no escrita de que no se te puede notar que te-follarías-a-una-farola-si-fuera-necesario-para-poder-descargar-esa-noche tiene su origen en esta reacción psicológica hacia lo prohibido, lo vetado, lo peligroso. Si estás necesitado se te notará y perderás atractivo, lo digo por experiencia. 



Tiene una dosis de orgullo pues todas detectan a la presa difícil, al tío que-se-follarían-locamente-en-el-baño y todas lo desean, es un círculo vicioso, muy vicioso. Es un reto que requiere que se superen, que hagan aquello que no están acostumbradas a hacer, una exhibición de poder, una oportunidad de autodeterminación. 

Nosotros no lo notamos siempre pero eso-es-así. 

Somos iguales pero menos discretos, menos sutiles. Como dice una amiga, somos orangutanes.

Hecha esta reflexión, me voy a dar un consejo. Vosotros podéis hacer lo que os dé la gana.

La estrategia de los celos funciona, y funciona de puta madre. No falla por mucho que nos digan lo contrario lo jodido es hacerlo bien, es generar celos de verdad. Tontear con la guarra del bar delante de la chica que te gusta no es una opción, nunca lo ha sido. Hay que ser más complicado. 

Es difícil que un baboso, un arrastrado, genere celos. Es el polvo predecible, es la opción de las 7 a.m., es el que no cuentan a sus amigas –o sí pero entre risas–, es el polvo que se olvida, no tiene mérito ni morbo, no caigamos tan bajo. 

Si te ven esforzándote con otra –más aún si se perciben posibilidades de éxito– aparecerán las ansias, la envidia, el "mierda". ¿Cómo conseguirlo? Esa es la clave. Si eres Brad Pitt no tendrás problemas, si no lo eres, ten amigas y diviértete con ellas, lo demás viene sólo.

#NormasParaRecordar: Celos, celos, celos...

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