Un tren que parte (I)

Aún se respira la niebla fría de un amanecer de invierno. El vaho marca nuestro camino. Las manos están entumecidas por el frío pero no queda más remedio que cargar con la maleta, hoy me voy de viaje, me voy de viaje en tren y son las cinco de la mañana. No tengo el mejor humor.

Nada más salir del portal, el ruido de las ruedas de la maleta al rodar por la acera retumba en mi cabeza y me pone de mala leche, de muy mala leche, toda la que se pueda tener a esas horas.

Subo al taxi por necesidad vital, me congelo. Subo al coche mientras el taxista guarda mi maleta. Nada más subir le digo que suba la calefacción. Estaba tiritando. Accede con una sonrisa y un "Claro hombre".

He quedado con una mujer que no sé si vendrá. No lo ha confirmado. Dependía de una decisión de última hora. Me imagino llegando y encontrarla esperando y me imagino esperando hasta perder el tren, agrupando posibilidades.

Cuanto más cerca estoy de la estación peores expectativas tengo. "Si no me ha escrito ya es que está sobada y no viene", pienso y me convenzo.

Tampoco pasa nada, voy a irme igual, tengo que hacerlo, pero es un viaje largo y el tren no espera, no se aceptan retrasos ni se aceptan reclamaciones. Esto es España joder...

Bajo la escalera mecánica sin mirar hacia la entrada, no quiero que me vea oteando, ni que piense que la busco, ni siquiera que me importa. Se supone que me la suda pero no voy a mirar.

No está. Ni rastro.

Tal y como esperaba pero con algo distinto, algo que no estaba previsto, no sé que es. Paso el control y me compro el último número de Esquire, me encanta. También compro El País.

Pocos minutos después estaba en el andén mal-fumándome un cigarro con mi mano temblorosa de frío. Es todo un ritual, un ritual de despedida, un mal vicio. No dejo de mirar hacia el extremo del andén pero ni rastro de ella..

Quedan dos minutos y el tren no espera, el tren se va. Me acomodo en mi asiento y me pongo los auriculares, de esos grandes molones. Elijo mi canción favorita de Mcenroe y cierro los ojos, y me olvido de todo... 

Me dije: "Al llegar será otro día, otra oportunidad, otra vida. Dulces sueños, Nuwandaaaa..."

PD.- Otro día os contaré mi despertar...