De etiquetas y etiquetados

Somos la generación del Post-it. Somos la generación del etiquetado rápido, de la apariencia que importa, del "paso de que me vean con este/a" y da pena, pero no todo es mierda en la casa del granjero. El etiquetado tiene muchas utilidades sociales y profesionales, tantas como la imagen o la reputación porque, quién no lo ha escuchado alguna vez, una imagen vale más que mil palabras. En la guerra de sexos latente entre partes solteras, y emparejadas también, las etiquetas sirven para clasificar a los adversarios.
Las clasificaciones que ellas hacen de nosotros son realmente complejas y varían mucho de unas a otras. Así, podemos encontrar chicas con pocos grupos -amigo y no-amigo- o chicas con múltiples agrupaciones -pringado, flipado, follable, "puede que una noche tonta", es "mono", "ven a mi casa ya", "espero que no la cague hablando", "ni borracha", "es el típico con el que me caso pero no ahora", etc...- Cuantas menos clasificaciones, mayor cantidad de testosterona en sangre.
Los hombres, como en casi todo, somos más pragmáticos, más superficiales. Por lo general, las mujeres nos entran por los ojos. Si nos gusta lo que vemos, nos esforzamos por conocer más. Si no, siempre habrá tiempo de hacer nuevas amigas. Tranquilas, se pasa con la edad. Generalmente hacemos una clasificación triple: "no me la follaba", "me la follaba" y "me casaba con ella".
Sin embargo, tras un paupérrimo periodo de observación, he podido comprobar que los hombres ponemos una etiqueta inicial concreta que las mujeres no ponen y que además modifica nuestra conducta para con la chica en cuestión. Se trata de las mujeres imposibles. Aquellas con las que nuestras posibilidades, a priori y según nuestros propios cálculos, son tan pequeñas como el pene de un esquimal, tan minúsculas que no perdemos el tiempo ni en recalcularlas. Siguiente ejercicio.
A lo largo de la vida de un hombre de bien son muchas las mujeres que pasan sin pena ni gloria. En el caso de la vida de una mujer, podemos multiplicar nuestra cifra y sólo quizá nos acerquemos a la realidad. Hace falta discriminar, clasificar, valorar, llamarlo como queráis pero hace falta. Sin embargo, pese a entenderlo perfectamente, la etiqueta imposible debe desaparecer.
Por su bien y por el nuestro.
Si eres Brad Pitt o cualquier tipo de personaje que se suba en un escenario, puedes ahorrarte la lectura de lo que queda de artículo pues en tu caso jamás ha existido la etiqueta imposible y si lo ha hecho es que no te has enterado de nada, toligo.
De la etiqueta imposible
Un famoso anuncio de Nike dice: Imposible is nothing. Y va misa. Y con las mujeres más. Las cosas solo son imposibles después de haberlas intentado. Lo que no hemos intentado no es imposible, es desconocido. Y me he sorprendido ante las declaraciones en confianza de verdaderas mujeres imposibles en este sentido.
Con mentes eficientes como la nuestra, automáticamente rebajamos el nivel de atractivo en busca de una chica que consideremos adecuada a nosotros, a nuestras posibilidades. Cuestión de prioridades supongo.
No seré yo el que insista en aquello de "lo difícil es lo que merece la pena" aunque creo en ello a pies juntillas, además de que en la dificultad está lo atractivo, pero sí quiero insistir en que las cosas son difíciles porque las vemos difíciles, seguramente porque nunca lo hemos intentado, porque, como he dicho, lo desconocemos. No pretendo convertirme en un bloguero de auto-ayuda pues no soy nadie para hacerlo pero quizá consiga que alguno le diga algo a esa chica inaccesible que tanto le gusta, quizá alguno quiera parecerse un poco a Nuwanda y un día cualquiera diga: "¿nos tomamos una caña mañana por la tarde?"
La mujer imposible es aquella que percibimos demasiado guapa, demasiado inteligente, demasiado indiferente, demasiado comprometida, demasiado superior. Es aquella que destroza la relación esfuerzo-posibilidades con tan sólo una frase, es aquella que o no tiene o no muestra interés alguno por los miembros del sexo opuesto, es aquella que se rodea de babosos a los que considera gilipollas, es aquella a la que el resto de mujeres observan, estudian y envidian. Es la que más nos gusta, a la que más deseamos, a la que admiramos... Y lo sabe, lo sabe perfectamente.
¿Quien no ha conocido a una chica así?
Como todos, conozco varias mujeres que llevan ese Post-it pegado en la frente. Desde una chica dulce y elegante, de tono suave y movimientos armoniosos que jamás se fijaría en un soez e inmaduro como yo, hasta una chica sexy y "paso de todo", de prominentes curvas y mirada felina que nunca asociaría mi imagen a una noche de sexo sin control ni cronómetro. Desde una chica que responde a todas mis palabras con pesados y elaborados argumentos en contra hasta una chica que responde a todas mis bromas/piropos/guarradas con una broma/piropo/guarrada mayor. Imposibles, pero no.
No hay personas imposibles. Hay personas compatibles y personas no compatibles pero nunca sabremos la diferencia si no lo intentamos. No es que últimamente me haya acostado con alguna imposible, que tampoco lo diría tan claramente, es que últimamente me he dado cuenta de que, aunque lo creía imposible, son exactamente iguales que las demás salvo por alguna cualidad totalmente involuntaria que las diferencia, en muchos casos para su desgracia.
Imposible, perdón, incompatible sin solución, es una loca de verdad, una loca de remate como la que te monta un pollo por llevar una determinada camisa, la que te coge el móvil para leer tus mensajes o la que tiene un ex-novio pesado del que nunca se desenamoró de verdad, que sigue dando por el culo constantemente y al que tú y tu relación le importáis una mierda. Además de imposible, es de una pereza tan mayúscula que no perdería ni un segundo en alguien así aunque claro, este tipo de cosas no las sabes hasta que ya estás metido hasta las orejas. Aprende a desechar.
La mujer verdaderamente imposible es aquella que no conocemos.
No puedo ofrecer ninguna prueba, ni mi historial de conquistas permite confiar en mis palabras pero creo firmemente –sé– que sólo buscan a un tipo que no quiera acostarse con ellas a la primera oportunidad –o sí, pero que sepa llevarlo con clase, algo diferencial y complicado en la generación de Física o Química–, un tipo que sepa llevarlas. Piénsalo, siempre rodeadas de hombres de todo tipo, guapos y feos, altos y bajos, ricos, rubios, deportistas, artistas o Associate Corporate Finance at Morgan Stanley New York que quieren acostarse con ella a cualquier precio antes siquiera de saber la música que le gusta, el tipo de restaurante al que deben invitarla o el tipo de hombre que le interesa.
"Aquello que te diferencia te hace más atractivo"
"Aquello que te diferencia te hace más atractivo"
La información es poder, mucho más que cualquier otra cosa, y si no eres de los que se sube a un escenario te recomiendo prestar más atención. A mí me ha funcionado.
#NormasParaRecordar: Aprende a conocer.
"sólo buscan a un tipo que no quiera acostarse con ellas a la primera oportunidad –o sí, pero que sepa llevarlo con clase" Para nuestra desgracia, la clase está infravalorada, y es sin duda alguna la clave del éxito. Un tio con clase consigue siempre que nos tiemblen las rodilas.
ResponderEliminarEso es exactamente lo que he podido comprobar. Con un poco de paciencia y clase se puede conquistar a casi cualquier mujer Desde luego, a todas las que merecen la pena, sí.
EliminarMe fijaré en la rodillas, en esas preciosas rodillas al aire sobre unos tacones de infarto... http://nuwandavive.blogspot.com.es/2013/02/estas-increible-con-esos-zapatos.html
Como siempre, gracias por comentar. Así me gusta, que no te resistas..
Lo leí; me gustó el artículo, aunque odio la foto. Lo primero quizás porque me cansa oír en bucle que les/os gustan las tías en vaqueros, camiseta blanca y zapatillas, como si fuera menos digno llevar tacones y pintarse el ojo, ¡con el juego que dan los dolores de pies como excusa, y el susto/muerte de parecer un mapache en cama ajena la mañana siguiente! así que creo/deduzco que sucumbo a escribirte porque me caíste bien con esta oda al tacón. Lo segundo es otro cantar.
ResponderEliminarComo os pasa a vosotras, nos gusta todo a la vez. Nos gusta la que un día está perfecta con camiseta y zapatillas y al díia siguiente lleva un vestido ajustado y unos tacones de vértigo y el que diga lo contrario nunca será totalmente feliz con una mujer.
EliminarRespecto a la foto, no tiene mucha importancia, no lleva mensaje alguno detrás... Pero es bastante fea, supongo que por eso me llamó la atención.
PD.- me apunto lo de los dolores de pies.
Ay! Qué bien te lo sabes...
ResponderEliminarOjalá supiera rentabilizarlo... ;)
EliminarTodos los hombres tenéis a vuestro favor la posibilidad de intentar conquistar a las mujeres que os interesan, posibilidad que por supuesto tenéis que explotar, ya que tienes razón y nada es imposible hasta que no se ha intentado. Nosotras, en cambio, no podemos intentar conquistar a quien nos interesa hasta que ese hombre muestra interés por nosotras, si tomamos la iniciativa la gran mayoría sale huyendo, así que cualquier hombre tiene que aprovechar el hecho de que la iniciativa en cuanto a la seducción esta de su parte
ResponderEliminarCreo que dedicaré un post a parte de tu comentario con el que sólo estoy de acuerdo parcialmente.
EliminarRespecto a nosotros, podemos pero es difícil y tampoco nos ayudáis mucho ya que también nosotros nos interesamos por la que no nos hace ni puto caso. Pero, es cierto, es posible.
Respecto a vosotras, es verdad que nuestro interés debería ser, normalmente, antecesor del vuestro ya que si no nos hemos fijado antes en "ella" es porque no vamos a hacerlo. Discrepo en que huyamos si mostráis interés. Eso lo harán los no interesados (en cuyo casi, casi mejor saberlo y pasar de página), los emparejados o los tímidos. En cualquier caso, se puede despertar el interés de un hombre de muchas formas. Se trata de demostrar lo valiosa que eres. Vamos, lo mismo que tenemos que hacer nosotros pero con menos competencia ya que, por lo general, las mujeres no atacan, no muestran interés, no se exponen o lo hacéis tan sutilmente que ni nos enteramos. En conclusión, cuando nos cerramos en banda es difícil salir del grupo de excluidas pero hasta que eso suceda hay margen para mucho. Carpe diem.
No dejaré de decir que la iniciativa lo es todo. "el que pregunta manda", "el golpea primero, golpea dos veces" o "el primero en llegar a un mercado es el que se hace con la mayor parte de la tarta". Iniciativa, iniciativa, iniciativa... Si no fuera tan cagado....
Gracias por comentar.
Como dices, si no estáis interesados desde un principio hay poco o nada que hacer, en cambio, si nosotras no estamos interesadas desde un principio podéis hacernos cambiar de opinión. De hecho en pocas ocasiones nos interesa un hombre desde un primer momento, casi siempre lo que despierta nuestro interés es precisamente vuestro interés por nosotras.
ResponderEliminarPor otro lado haces bien en ser un poco cagado o sutil, ir a saco no suele salir bien, pero no te eternices en esa sutileza y sobre todo no te muestres inseguro aunque lo estés , que es ahí donde esta el fallo. Tantea el terreno y cuando veas posibilidades lanzate y si una vez tanteado no ves posibilidades, lanzate igualmente pues no hay nada que perder.
Tomo seria nota de lo que me dices. De todo. Siempre he sido más cagado que sutil pero suelo cagarla mucho antes de tener oportunidad ;)
EliminarDiscrepo en una cosa: Vale que haya que mostrar interés por vosotras pero si ese interés es demasiado, estamos jodidos, perdemos algo. Hay que mostrar interés sin mostrar necesidad y ahí, querida amiga anónima, es donde está lo complicado. Ahí es donde normalmente la jodemos y donde normalmente no perdonáis...
Como dices, no hay nada que perder. Carpe Diem
Creo que nadie se muestra necesitado en un principio, la necesidad aparece cuando las cosas no están saliendo y la impotencia e impaciencia te dominan y hacen que te delates y ahí es cuando, si tenías alguna posibilidad la misma se puede dar por pérdida, efectivamente no perdonamos. A veces es mejor abrir un paréntesis, dejar una historia en puntos suspensivos...abandonarla y retomar tiempo después, dar margen a que te echen de menos, a que incluso les moleste que no sigas ahí y tras un tiempo después volver a aparecer como si nada.
EliminarQué cosas..
EliminarYo, podemos decir, me he ido de todo durante unos días y en unos pocos volveré. Habrá que retomar o iniciar una nueva ofensiva...
PD.- Aunque te pagaría si pudiera, si quieres cobrarme los consejos debes saber que estoy en pre-concurso de acreedores.
Gracias