By Nuwanda
Bueno, en realidad no lo es, en realidad es un mujeriego de lengua afilada, agenda caliente y erección fácil pero cuando una chica le gusta es incapaz de no comportarse como un calzonazos de Champions, un calzonazos TOP. Y no parece tener remedio.
Viernes. Una noche de pinchos, una noche de dos para dos. Todo encaja, ella encaja. "Gracias querido amigo" piensa. Cena divertida, paseo entretenido, conversación inteligente y unas curvas de infarto, "esta chica lo tiene todo". Horas después, haciendo una ostentación ofensiva de cualidades seductoras, ya estaba dando besos para dar y tomar, besitos para llenar un camión, morreos hasta las siete y media de la mañana.
Normalmente me reiría de él por haberse pasado toda la noche cagándose en los muertos del mundo por no tener un techo bajo el que cobijarse, y cobijarla a ella, una vez descartada la opción del hotel. Mientras, él besó, besó y volvió a besar a una chica que se hubiera acostado con él sin dudarlo en las circunstancias adecuadas. Sin embargo y para mi sorpresa, mi colega me ha dado un poco de pena, parecía una de esas noches que sólo necesitan de un poco de amor para ser perfectas.
No tiene valor para negarme 'la nocturna', el último recurso, el banco central de los que deberían haberse acostado con la chica adecuada. Adiós querida virilidad. Pero como he dicho, mi amigo está en el TOP del 'calzonacismo' –tiene mal final–, esto fue sólo el comienzo.
Sábado. No contento con su actuación del viernes, obviamente, mi amigo dijo que SÍ a todo. Incluso quedar por la mañana. Por-la-ma-ña-na. [¡Toligo!] Así pues, se fueron de paseo, insisto, de buena mañana. Y debió ser realmente divertido porque se alargó hasta bien entrada la madrugada. Esta chica le estaba enganchando.
Agotada toda posibilidad de sexo salvaje en los baños de un garito de moda y pese a estar a pocos pasos de su cama, nuestro protagonista coge un taxi para acompañar a la dama hasta el mismísimo portal de su casa, como un señor, incrementando con ello las posibilidades hasta la siempre morbosa opción de 'sexo en el descansillo'.
Tras pagar como el campeón que es y bajar del coche, unos minutos de besos y caricias nasales aspiraron a completar una noche fría, frágil y erecta como un témpano. Sin embargo y pese a las papeletas compradas y bien pagadas, nada evitó el auto-gol definitivo del ídolo de los calzonazos del futuro, el puto MVP de los mejores calzonazos del mundo...
Agotada toda posibilidad de sexo salvaje en los baños de un garito de moda y pese a estar a pocos pasos de su cama, nuestro protagonista coge un taxi para acompañar a la dama hasta el mismísimo portal de su casa, como un señor, incrementando con ello las posibilidades hasta la siempre morbosa opción de 'sexo en el descansillo'.
Tras pagar como el campeón que es y bajar del coche, unos minutos de besos y caricias nasales aspiraron a completar una noche fría, frágil y erecta como un témpano. Sin embargo y pese a las papeletas compradas y bien pagadas, nada evitó el auto-gol definitivo del ídolo de los calzonazos del futuro, el puto MVP de los mejores calzonazos del mundo...
–Gracias por acompañarme –dice ella apoyando su mano en el pecho de mi amigo.
–No es nada, es la única forma de conseguir subir a tu cuarto y matarte de placer–responde humilde.
–¿Nos vemos mañana también?Porque no puedes subir–pregunta en tono bajo y delicado.
–Claro –responde frío tras confirmar sus sospechas aunque sin perder la esperanza.
–Yo me voy antes de comer pero hasta entonces hacemos lo que quieras.
–¿Lo que quiera?Di que sí–dice en tono pillo, casi desesperado.
–Jajaja qué tontosabes que no vamos a follar en el descansillo.
–Mierda¡Pero genial lo de mañana, me apetece mucho! –dice con dos tonos de más, claramente pensando en sexo– Buenas noches. Que descanses.
–Gracias, igualmente. Buenas noches.
Una mirada antes de cruzar el dintel hipnotizó a mi amigo e hizo sonreír a la princesa que, atenta y servicial preguntó:
–¿Quieres que espere a que cojas el taxi?
–Yo lo que quiero es subir ahí y dejar huella en ti para siempreNo, no, gracias, no hace falta. Tú descansa que es tarde. Yo... voy a andar un rato... buenas noches.
–Buenas noches –responde ella mientras mi amigo... mientras mi amigo... mientras mi amigo se deshace a cada paso deseando que el sol despierte para volver a verla.
Repasó sus bolsillos mientras apuraba el cigarro de la derrota, esos que matan de verdad, calada a calada. Busca dinero. "Mierda", "joder". No hay pasta suficiente, apenas unos euros.
–Buenas noches, ¿puede usted subir por Velázquez hasta que el contador llegue a cuatro con veinticinco por favor?
–Por supuesto señor, vamos allá. ¿Una mala noche o qué? –pregunta cortés.
–La puta peor noche de mi vida.Podría decirse que sí... Por cierto, sólo hasta los cuatro euros porque he perdido los veinticinco.
–[Risita contenida] ¿Hasta dónde vas amigo?
–Hasta pasado Plaza de Castilla,tan lejos de ella.
–Venga, que me has dad... caído bien, te acerco hasta los cinco euros...
Nuestro campeón enseguida cogió el móvil y dio rienda suelta a sus dedos y su lado más femenino –claramente diferenciado por el uso excesivo de emoticonos. Desde "lo he pasado genial" hasta "me apetece mucho lo de mañana", esto último sin tener ni puta idea de qué harán, claro. Ya estaba desatado, 'all in', 'triple o nada', 'a la tercera va la vencida'...
Y otra noche más en soledad, en casa de papá, con el póster del Real Madrid presidiendo su cama, medio armario sobre el escritorio y ella en la cabeza, bailando de aquella forma, de un lado a otro, lento pero con fuerza. La ilusión pide paso pero la realidad es tan jodida.
Y no, no venció.
Domingo. Un paseo matutino, otro más. Él camina feliz, se siente afortunado, ha sido un flechazo. No quiere hacerse ilusiones pero sí vivir el momento al máximo. "Esto es perfecto", "es increíble"... Pero la fatídica despedida llega, como siempre, demasiado pronto.
–Bueno, ya me voy –dice ella tristona.
–Me lo he pasado genial contigo. La verdad es que no me esperaba nada de lo que ha pasado,especialmente que no nos hayamos acostado.
–Ya.. yo tampoco. Ha sido guay. Gracias por todo,la verdad es que te has dejado una pasta.–No tienes que darme las gracias por nada, ha sido un placer. Espero poder repetir pronto, quizá vaya a vertey te destroce... Si quieres claro.
–Vale, estaría genial. Además ahora llega el buen tiempo y podríamos ir a la playa.
–Suena genial, además también podríamos comer butifarra, calçots y estas cosas, acercarnos a Montserrat, el parque G...Y tendría que quedarme a dormir en tu casa.
–Perdona que te interrumpa gordito pero es que me tengo que ir ya –dice mirando a su autobús con cara de prisa.
–Noooo todavía no –...........
–Escríbeme ¿vale?
–¡Claro que te escribo!Y resolveré nuestros asuntos pendientes princesa.
–¡Gracias, gracias, gracias por todo! –dice ella alejándose poco a poco– ¡lo he pasado guay!
–¡Yo sí que lo he pasado bien! –grita mientras ella sigue alejándose–, hacía mucho tiempo que no lo pasaba tan bien con una chica...
–Adióooooos gordo –dice sin escuchar.
–Adiós adiósss
[...]
–¡Y escríbeme al llegar! –reclama solitario mientras un joven que pasaba por allí sonríe al pasar a su lado.
Los besos volaron desde el pasillo del autobús hasta el mismo borde del andén, casi tocando la chapa, mientras todos los pasajeros miraban. Caritas de pena, sonrisas antilágrimas y besos al aire, todo les daba igual, estaban locos el uno por el otro, habían sido tres días geniales...
Mi amigo cogió el móvil, para variar, y en un último esfuerzo por certificarse como un calzonazos profesional apto para el coaching a otros aspirantes a pringados globales, escribió algo así:
Ya te echo de menos.
Estoy deseando ir a verte.
Que tengas un buen viaje.
:)
Hasta la próxima ¡Guapa!
Hasta la próxima. Muuuuua
CERTIFICADO.
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