Confesiones de dos mujeres

Hoy he hablado con dos mujeres sobre lo que buscan en un hombre. Ambas coinciden en que las mujeres están un poco locas y que no saben lo que quieren. De las conversaciones me han sorprendido varias cosas.

En primer lugar lo claro que lo tienen. Están convencidas de que las mujeres son bastante más complejas que nosotros para elegir una pareja. Luego una dirá que le gustan tanto las barbitas como los pulcros afeitados y otra dirá que le gustan con personalidad e inteligentes pero que pierde las bragas por algún subnormal guaperas. En cualquier caso, coinciden en que son más complejas y aunque la representatividad no está de mi parte, creo que es extensible a una mayoría muy considerable, llamémoslo intuición

Por otro lado, parte de esa rareza es consecuencia de la idealización del amor y el hombre, construyendo un canon a base de escenas de películas románticas y de aventuras, un poco de aquí y un poco de allá. La canoa de Noa, la declaración en diapositivas de Love Actually o la moto de Hache, todo vale y nosotros salimos perdiendo ya que, reconozcámoslo, ni somos Brad Pitt, ni Ryan Gosling, ni Mario Casas.



Les he dicho que el problema es que lo quieren todo, que quieren que sea de película y aunque no tiene nada de malo soñar, tarde o temprano, habrá que despertar y entender que eso no puede ser, que la vida no es, ni será nunca, como en las películas, ni los hombres de su alrededor como los actores de las mismas. Por mucho que lo deseen, por mucho que busquen, no es posible.

En nuestro caso sucede algo similar pero tenemos una cualidad que ellas envidian: somos pragmáticos. Nuestro canon nunca será tan rígido y no me refiero al canon para echar un polvo sino al tipo de canon que te lía de verdad, ese que lleva a tener novia, prometida o esposa.

Hace tiempo compartí un artículo que decía lo siguiente:
Sostiene en la tesis que fueron las películas las que nos enseñaron a decir te quiero, y lamenta que ya desde Shakespeare los directores se hayan dedicado casi exclusivamente al amor primero, nuevo. Las películas, coincidimos, nos han enseñado un modelo, que intentamos reproducir siempre y determina lo que es deseable en las relaciones, por encima a menudo de nuestras propias necesidades. Ceñirnos al canon del cine nos lleva a descartar muchísimas formas de afinidad y amor romántico y sexual que nos harían felices, pero que no cabrían en las películas.
Por el lado contrario, he encontrado un blog -cuyo seguimiento recomiendo– que edita una chica. En él, trata temas variados muchos de ellos comunes a este blog aunque supongo que ella aún no lo sabe. También escribe un artículo titulado "Cosas que nos gustan de los hombres" con el que estoy profundamente de acuerdo y que escapa a la lógica de la estadística. Me parece una visión femenina del hombre muy apropiada para los tiempos que corren y para nuestras mentalidades –entiendo que ella es tan joven como yo–.

Mención aparte merece la afirmación que ella destaca en su blog:
La admiración es amor congelado. Françoise Sagan
Si tuviera que recomendar a una mujer un criterio único para seleccionar a su próximo novio diría que busque en la admiración ya que sin ella, el amor se acaba. Es un criterio fiable pues no todos los hombres merecen admiración –ya sea femenina o masculina– y es un criterio racional pues no deja más espacio del debido a la imaginación, al "ya se verá".

Aunque claro, como ya comenté en otro artículo, las mujeres están locas.

#NormasParaRecordar: Be admirable

No hay comentarios:

Publicar un comentario