No hay quien entienda a las mujeres.
Un par de semanas con miradita tonta y algún correo que otro. Uno cuántos choques de manos e incluso un par de bailes juntos en la discoteca. Nada que pueda considerarse un éxito pero sí creo que puedo descartar la indiferencia, que ya es mucho descartar.
"Me encantan los consejos que me das" es una de las cosas más bonitas que me ha dicho junto a "me encanta esa colonia". Tuve un detalle tonto con ella que supuso, creo yo, el primer Minipunto para Nuwanda en esta historia de oficina y no mucho más. Buen rollo en todo momento.
Según se acerca el viernes mi ego me consume y mis hormonas se ponen nerviosas. Tras mucho esfuerzo en coger el hábito, el tanteo por WhatsApp se ha convertido en una adicción. Es sano, divertido y apropiado para los que sabemos escribir un poco mejor que la media.
"Habrá que salir" digo yo con un emoticono de guiño. Recibí una respuesta disuasoria y una eterna desconexión, tanto que no hubo más mensajes en toda la noche aunque ahí no termina esta historia.
***
03:30 de la madrugada. Estoy con mis amigos en las proximidades de una discoteca, sentados en un banco, fumando un cigarrito porque aquello aún estaba vacío. Empezó a llegar gente y entre un grupo de chicas bien vestidas y algo perjudicadas la vi. Sin grandes alardes, elegante pero informal, perfecta.
Según veo que pasa por la taquilla de la entrada les digo a mis amigos: "chavales, vamos pa dentro". Sabía que me la cruzaría en la entrada puesto que tenían que pagar todas sus amigas -unas 7- y yo entraba directamente por el sello.
–Hombreee!! ¿cómo tú por aquí otra vez? –ya habíamos coincidido allí en otra ocasión
–Qué haces aquí Nuwanda?
–Soy abonado. No fallo aunque escapo en cuanto se llena. Pasas? –pregunte sujetando la puerta
–No, voy a esperar a mis amigas.
–Muy bien, nos vemos dentro. Hasta ahora
Y nunca más hablé con ella...
***
Tirado en casa tras engullir la pizza sobrante de la cena mi móvil se ilumina y aparece:
Xxxx: "Feo como acabaste anoche?"
Respondo con cariño pero veo que ella tarda mucho volver a escribir y cuando lo hace, siempre es muy escueta. Intento ser divertido pero no entra ni a la mitad. Tengo la sensación de que escribe por compromiso, por una obligación de llevarnos bien por el hecho de ser compañeros.
Es muy posible pero entonces...
–¿Por qué cojones escribes "Feo"? ¿A qué juegas? –me he preguntado un par de veces esta tarde de sábado.
Es una clara muestra de afecto y si escribiera por compromiso no debería hacerlo de esa forma, lanza mensajes contradictorios. Creo que se ha dado cuenta de que me pone y por ello me da una de cal y una de arena, para que siga ahí y evitar que no nos llevemos bien –algo improbable porque soy muy sociable–.
Créanme, no le va a salir bien...
No hay comentarios:
Publicar un comentario