"Siempre me quedará Youtube" o "Nanna (Bis)"

By Nuwanda


A ella, por presentarme a Nanna.

Cuando los hombres estamos solteros tenemos una tendencia incontrolable a enamorarnos durante un período determinado de tiempo y creo que yo aún sigo dentro del mismo. Estoy escribiendo sobre la amistad entre hombres y mujeres, algo en lo que creo o creía, y todo son dudas. Conozco a una azafata, de la que os hablaré próximamente, y no me quito ni su figura ni su sonrisa de mi cabeza. Y, peor aún, voy al concierto de Of Monsters And Men y todo raciocinio de mi cabeza desaparece, sólo habiendo espacio para ella, para mi musa, para Nanna.


Mis amigos me insultan por tan extravagante gusto por el lateral izquierdo de la cabeza rapado al 3 o al 4, por vestir como para llevarla de compras a Zara ipso facto o, simplemente, por estar lejos del canon, de su canon. Yo no les niego que si la llevara a casa de mis padres sería maltratada visual y verbalmente con mucha sutileza, tanta como para que ella me dijera al salir: "Me odian" y yo respondiera: "Qué dices. Pero si no han dicho nada malo". Seguramente ella tendría razón desde un principio, o la obtendría con un beso y dos sonrisas, y lo nuestro no fuera más que una utopía adolescente, un sueño tan real que sólo recordarlo me acelera violentamente el corazón y eriza el vello de mis brazos. Con casi total probabilidad mis padres la querrían muy lejos de su hijo, seguramente de gira, pero de gira permanente, sin pernoctaciones en España pese a que con el tiempo cambiarían de opinión, como fuera. En cualquier caso, no soy de distancias y aunque eso podría cambiar por una mujer como ella, es mejor no nos metamos en más líos...

Me enamoré de ella una mañana de martes, en la oficina. Ella estuvo en un hotel en no-sé-dónde y algún tipo listo y generoso grabó el evento y subió el vídeo a YouTube. El chivatazo me lo dio mi gran amiga, llamémosla Marta aunque en adelante seguiré refiriéndome a ella como "mi amiga", con su single principal pero, aunque también me gusta en el vídeo de Little Talks, me enamoré aquí... (el gordito lo dice claro, listen) 


Y lo hice de verdad. Tanto que no puedo escribir cuando tengo un vídeo suyo sonando en YouTube, me hipnotiza y no me deja concentrarme en otra cosa

Pensarán que soy un puto friki, un loco, un necesitado y "vaya usted a saber cuántas cosas más". Prometo que es la primera vez que me pasa y por cantantes atractivas que no sea. Además, sus pintas son raras y aunque seguro que alguien lo llama moda en pocos meses, no la llevaba a cenar a un sitio clásico de Madrid así vestida. Confío, supongo, en que sabría estar a la altura de las circunstancias, como hoy en el concierto cuando ha cogido los mazos del bombo y ha empezado a golpearlo como si no hubiera mañana, llevando las manos bien arriba para bajar y golpear con fuerza, ufffff... Lo dicho, las circunstancias.

Te quiero.

Hoy les he dicho a las tres chicas con las que he ido al concierto que sólo permitiría que la tocara el gordito y siempre por motivos estrictamente profesionales, cosas de artistas quiero pensar. Claro que doy por supuesto que mi opinión cuenta para algo y eso, amigos, es mucho suponer.

Llevaba un vestido de lo que mi madre llamaría "telilla" con unos leggins negros que dejaban ver sus tobillos. Muy hippie, como siempre. Era un vestido de rayas de todo tipo de tamaños y colores jamaicanos y llevaba el pelo recogido con un moño pero, en esta ocasión, decidió prescindir del sombrero de "La casa de la pradera" aunque también me gusta cuando sí lo lleva. Del resto de la banda ni os hablo, ¿pa qué?

Se movía con ese estilo suyo y sonreía al cantar, se lo pasaba bien conmigo y mis cientos de colegas. Y esa forma de girar, esa forma de contar... Ya me estoy pesado, perdonar.

Aquí la tienen... Y además, durante varios momentos del vídeo, tendréis la oportunidad de apreciar lo molesto y odioso que resulta el típico imbécil con teléfono nuevo.



Empezaron con las canciones más conocidas, tocaron "Love, love, love", después tocaron el resto y más o menos por el final el single. Esa es toda mi crítica musical. Pueden observar mis grandes ambiciones como crítico musical.

Durante esas canciones, cuando cometen el error de dejar cantar, solo o con Nanna, al gordito, ella sonríe sin hacer nada o hace el tonto sonriendo, jugando con el mencionado bombo, con la colega de la trompeta –que la pobre chica necesita un estilista echando virutas– o con algún español de bien asentado ferozmente en la primera fila, un valiente mamón, y yo...

Yo me quedo mirando la escena mientras el pelo de mi amiga, limpito al principio y no tanto al final, entraba y salía de mi boca como Urdangarín de los juzgados, mientras el colega de mi derecha intentaba grabar el concierto completo con el móvil en mi puta cara o mientras la zorra de detrás ponía el bolso en su delantera para tocarme los cojones. Creo que, al menos, mi amiga se llevó mis babas en el pelo porque ya me he bebido dos litros de agua y aún me cuesta salivar.


Es una obsesión, lo sé. Pero es una obsesión preciosa y he podido asistir a su, creo, segundo concierto en España con su primer disco. Bueno el concierto de ella porque el resto de la banda es folclore, un gordo que podría la imagen de una lata de espárragos, un macarra con perilla que puede haber robado la batería de un centro de discapacitados, los dos pijitos que tienen cara de pillar poco, una toliga que además un estilista necesita aprender a moverse.

Llaménme friki, espero que no sean los últimos.

Quizá esté empezando a entender el poder de atracción de la Superpop o los impulsos que llevan a una mujer a tirar una bragas, en concreto las que lleva puestas en ese momento y desde hace varias horas, a su cantante favorito. Yo mis calzones no los toco salvo si estoy de fiesta en un pueblo –no pregunten– y claro, me queda la Superpop, que tampoco. Me he suscrito a su canal de Youtube, me he metido en el www.lastfm.es por recomendación de la friki de mi amiga, la del pelo sucio, para seguir todas las novedades. Tampoco paso por lo de apuntarme a un club de fans, es demasiado. También les sigo en Facebook y, joder, pago la entrada de su concierto para gracia de Montoro y sus secuaces. 

Soy un fan, muy fan, pero de ella. Mi amiga, la del pelo, es una grupi y es más-fan-y-desde-hace-más-tiempo-y-con-más-conciertos-a-sus-espaldas, hay que decirlo todo, que yo. Es tan grupi que va camino de acabar tirándole las bragas a alguien. Es muy, muy grupi y creo que el gordito le pone o en su defecto el macarrita o en su defecto uno de los pijitos o en su defecto la toliga de la trompeta pero fijo que alguno le pone. 

Putos escenarios, hay que subirse a ellos más a menudo. No sé cómo.

Grité "Te quiero Nanna" en repetidas ocasiones y tengo una voz poderosa. Ella no me oyó, ni de lejos, pero el hijo de puta del móvil se lo tragó enterito y yo me quedé más a gusto que nunca.

Y de paso también se lo tragó mi amiga.

Nanna se despidió con una sonrisa y una reverencia en grupo y se fue para no volver en mucho tiempo.

A mí siempre me quedará YouTube, donde nos conocimos.

Te quiero. 

PD.- A ti, querida amiga, también. Gracias.

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