No me gusta Rafa Mora by Anónima

Continuamente oímos a las chicas solteras de nuestro entorno, especie menos abundante que el lince ibérico, decir que por la noche no se conoce a nadie “decente”, que es imposible encontrar a un machote con pelos en las piernas, un trabajo estable, camisa, zapatos y una conversación normal, que no interesante. Cuando oigo estas cosas, muchas veces pienso ¿Pero te has oído? ¿Te has mirado al espejo?. No me estoy refiriendo a la apariencia física que cada una la juega como quiere, puede o le aconseja su blogger de moda favorita, me estoy refiriendo a la imagen que las chicas damos por la noche o normalmente cuando se trata de conocer a un chico. 

¿Alguna vez te has parado a pensar que atraes lo que proyectas? Estamos en un momento en el que las mujeres tenemos que ser una especie de transformers que sepan enamorar, trabajar, pensar, no pensar, adelgazar, comer sin engordar, parir, ahorrar, reír, enfadarse, ser pasionales, ser razonables, estar centradas, cocinar, ser maduras, ser mujeres, ser tíos, etc. pero no por ello tenemos que dejar de ser lo que somos, chicas. Chicas normales con sus preocupaciones, sus defectos, sus complejos y las más/menos afortunadas con su trabajo. ¿Por qué si somos así, cuando salimos por la noche nos empeñamos en parecer golfas atontadas que no saben más que beber, sonreír y hacer fila durante horas para mirarnos en el espejo e intentar retocar nuestro inexistente maquillaje? ¿Por qué intentamos conquistar a un hombre siendo tan naturales como una vaca? 

 

Me indignan estas cosas, lo digo desde lo más profundo de mi alma si es que tengo. No se puede pedir a un hombre que te tome en serio cuando te ha conocido sentada en un portal borracha como una cuba. No le puedes pedir que te trate como a una princesa cuando le has dicho, que te vas a casa porque te estás cagando. No puedes esperar que te presente a sus padres si la única vez que te ha invitado a cenar a un restaurante de más de 40 euros el cubierto, te vestiste de azúcar moreno y fuiste enseñándole tus virtudes a todo aquel que quisiera levantarla vista. No puedes enfadarte porque se rasque lo que no debe cuando tú comes chicle con la boca tan abierta que en vez de mascar, parece que bostezas. No puedes esperar que se crea que es el hombre de tu vida cuando te has liado con la mitad de sus amigos. No puedes querer que te pregunte por tu día de trabajo cuando lo único que sabe de ti es que te encantaría hacerlo en una playa desierta. No puedes plantearte un futuro con él si cuando lo conociste te dijo que tenía novia y tú le dijiste que no eras celosa. 

Todas hemos cometido errores de este tipo, no hace falta ser la protagonista de “amo a Laura” pero tampoco Olvido Hormigos. La televisión está llena de tías, que no chicas, bastas, operadas, muertas de hambre que se arrastrarían por cinco minutos en las rodillas de Rafa Mora pero nosotras no somos así y ni tenemos que hablar como ellas, ni vestir como ellas, ni comportarnos como ellas. Si no quieres un Rafa Mora en tu vida ¿Por qué te comportas como si lo buscaras? 

Todo esto hay que tomarlo con la relatividad que cada relación es capaz de soportar, puede que en seis meses hayas conseguido demostrar que eres ese transformer que alguien busca y puedas vestirte, comer, hablar y decir lo que quieras porque ya has demostrado que eres esa CHICA que él buscaba y estéis planeando vuestra boda en las Vegas. Os mandaré fotos.