Meteorología ninfómana

By Nuwanda


El tiempo está loco, todos lo sabemos.

Los hombres del tiempo son los mayores trileros que hay, eso también lo sabemos todos.

La probabilidad de acertar con la vestimenta y el calzado en un día "normal" es cada año un poco menor. No voy a clamar contra el cambio climático, contra la contaminación, contra las grandes fábricas, la energía nuclear o los desodorantes. Aunque supongo que algo tendrá que ver, yo no tengo ni pajolera idea de climatología. Bueno, algo sí sé: después de un rayo, hay un trueno.

Durante la primera semana de septiembre de un año realmente caluroso y seco en la capital de España, ha llovido durante dos minutos con una intensidad increíble. Las gotas eran enormes, tan grandes como un globo de agua. Por el ruido, parecía una lluvia de canicas. No me explico estas reacciones del tiempo. Entiendo que hay algo que las provoca pero no sé qué es. Llueve, y llueve con fuerza mientras conduzco. Pantalones cortos, camiseta y sandalias, mala idea, mala suerte, mal rato, me voy a mojar. Y me mojo. Sin embargo, lejos de joderme, me gustó y quise más, más lluvia y con más fuerza, llegar empapado a casa... Lo echaba de menos.



Recuerdo pasear de la mano de una chica y desear que lloviera. También recuerdo pasear con una chica y desear que dejara de llover, inconsciente yo que aún no había aprendido todo lo que la lluvia podía ofrecer, además de una camiseta mojada quiero decir. No recuerdo que mis deseos se cumplieran nunca. O no llovía o no paraba. Nunca llueve a gusto de todos, suele decirse. Bueno, salvo una vez...

Recuerdo pasear con una chica, desear que lloviera y empezar a llover como si no lo hubiera hecho nunca. Cuando me quité la cazadora para tapar a mi acompañante ya estábamos los dos empapados. Aquél vestido nunca fue suficiente ropa ni para mantener mi serenidad, ni para navegar por una calle de Mirasierra. La lluvia continuó suave y decreciente y ya mojados, decidimos pasear. Nunca había estado tan cerca de ella como debajo de aquella cazadora, fue el típico momento novios que todos hemos tenido. Fue una pena llegar tan rápido al coche...



Cuando hace mucho frío me quejo del frío y cuando hace mucho calor me quejo del calor. Cuando el clima está templado, siempre querré un poco más de calor para la piscina o un poco más de frío para salir con la bici. Llamarme quejica pero no conozco a nadie que tenga una relación satisfactoria con la meteorología. Es como tener una novia ninfómana, sabes que no quiere engañarte pero...

En otras ocasiones, aparte de la lluvia al salir del restaurante, la meteorología sí acierta. Típico día de sol y calor en pleno enero, aire frío, vientos del norte, todos en camiseta pero con bufanda. Esos días que obligan a cargar con el abrigo durante toda una jornada porque en cuanto el sol desaparece, el frío lo invade todo. No duran mucho pero la ciudad enloquece. Pequeños regalos en el frío invierno y nada parecido a esa noche de verano en la que sopla el viento y dormimos con una sábana por encima, sin calor ni frío, hasta que el calor regrese...


Mañana gris y fresca, no tengo grandes expectativas sobre el tiempo de este sábado pero no parecía querer llover y sin embargo llueve, llueve durante pocos segundos, casi sin avisar, muy intensamente, llenando mi piso de ese olor a ciudad húmeda que tanto me gusta.

Me falta la chica para pasear.

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