Creo que te gusto y...

By Nuwanda


Aquello le marcó.

Lo recuerda como si fuera ayer.

Por feliz que uno esté y dado que nada es perfecto, hay llamadas que estropean cualquier momento momento, llamadas que no esperan a que termines de rascarte las pelotas, defecar o masturbarte. Llamadas que nunca empiezan bien.

Un "¿qué tal todo?" demasiado protocolario y cuatro comentarios estúpidos, impropios de ella, anticipan un vómito de desahogos, de verdades. La conoce. Esta le va a doler.



–Oye, que te noto un poco raro conmigo –'empezamos bien', pensó.
–¿Cómo? No entiendo... ¿Raro por qué?
–Pues porque pasamos mucho tiempo juntos, hablamos mucho, quedamos y veo que cambias. Y sabes que te quiero mucho pero has cambiado.
–¿Cambiar? ... ¿yo?–responde en busca de un poco más de tiempo.
–Pues que creo que te estoy empezando a gustar.
–Entiendo.
–No es por nada en concreto, es por todo en general. Cómo me miras, cómo escribes, la de veces que me dices que me quieres y todo eso... ¿Entiendes lo que quiero decir? –lo dicho, duele. Y encima con preguntita...

[Un silencio se hizo en la conversación. Si respondía que no, tonto, y si decía que sí, baboso sin orgullo, lo humanamente más parecido a un 'yorkshire terrier'. Estaba en un brete.]

–Sí, lo entiendo –dijo.
–Pues tengo que decirte que tú y yo somos amigos, que siempre lo vamos a ser. No hay nada más por mi parte y no quiero generarte falsas expectativas, porque te quiero y te quie..
–Ya.
–Pero com..
–Lo he entendido, de verdad. Seré emocionalmente deficiente pero no soy gilipollas.

[Otro silencio. Más largo si cabe ante una respuesta subida de tono. Tenía que decir algo pero no sabía qué. Por un lado le había parecido un poco prepotente pero por otro tenía toda la puta razón. Concluyó que debía acabar con aquella conversación.]

–Y... ¿no vas a decir nada? –preguntó ella impaciente, nerviosa.
–La verdad es que no sé qué decir. No voy a negar que me atraes, que follaría contigo vaya, pero tampoco estoy seguro de que haya sido para tanto porq...
–Sí lo ha sido.
–Ya. Creo que lo he entendido hace tres o cuatro "como-amigos" pero yo soy un poco..
–De verdad, no tienes que darme explicaciones. Solo quiero dejar las cosas claras porque te quiero.
–Oye, perdona si te sueno un poco borde pero ¿te importaría dejar de repetirme una y otra vez, constantemente, que me quieres? Es como si acabaras de aprender esas palabras y quisieras practicar... Y entiendo que quieras ser cariñosa, claro que lo entiendo, porque lo que has dicho jode, jode mucho. Y lo sabes. Y sé que es cierto y que no quieres que me duela, pero me duele. Es como si el entrenador te hubiera prometido los diez últimos minutos y al final te los negara para dar descanso al portero. Jode. Pero, querida a-mi-ga, no por decir muchas veces "te quiero" vas a conseguir cambiar nada, más bien todo lo contrario pues al decimoquinto "te quiero" a uno se le inflan las pelotas.
–Oye, oye, oye... frena.
–Ya para terminar, solo una cosa más, y te la digo como amigo, porque te quiero, te quiero mucho y es un consejo para el futuro, y mira que no soy de dar consejos... A veces, solo a veces, es mejor dejar que las cosas pasen, dejarse llevar, esperar y ver... A veces, insisto, solo a veces, es mejor dejar la puerta entreabierta. Además de no parecer una creída, claro.

Ella no dijo nada más en toda la conversación, que se alargó dos o tres minutos. Él pidió disculpas incansablemente, consciente de su violento exabrupto, mientras buscaba la excusa perfecta, aquella que zanjara el tema de un plumazo y devolviera su relación a la normalidad. No hubo suerte y el molesto sonido del tono continuo del teléfono, irónicamente parecido al del electrocardiograma de un muerto, sí acabó con el tema.

Con ese y con todos los demás.




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