Vivir para siempre

By Nuwanda


Escribir todos los días es un ejercicio muy sano para la mente. Es el ejercicio de la creatividad, del lenguaje, hasta de las manos si me apuran. Después de decenas de artículos publicados, cientos de borradores que jamás verán la luz y miles de páginas desechadas, escribir ha dejado de ser un ejercicio ocasional y ha pasado a ser un hábito, una costumbre con tintes de adicción.

Salir con un escritor –en el más amplio de los sentidos– es manifiestamente algo complejo. Sus ansias creativas pueden estar por encima de muchas cosas, cosas como la televisión, la higiene del baño o la caducidad de los alimentos que hay en la nevera, algo poco habitual y raramente comprensible por quien no lo ha experimentado.



Si una gran idea se adueña de su mente, necesitará expresarla con palabras y nada podrá detenerle.

El tiempo no discurre de la misma forma cuando se está escribiendo. El continuo manejo de diferentes dimensiones temporales en la trama de la historia o artículo genera una perspectiva confusa de la que no resulta extraño despertar a las tres de la mañana, a veces con una hoja escrita y a veces con cuarenta, sin saber muy bien cuánto tiempo llevas escribiendo.

Para escribir hay que estar e irse, ausentarse de vez en cuando, parecer raro habitualmente y observar en todo momento con atención. Hay que ir a algún sitio, hay que hacer cosas, hay que moverse y experimentar. Hay leer y hay que buscar, hay que llorar y hay que saber reírse de las cosas, hay que confiar y hay que sospechar, hay que observar y hay que preguntar, incluso aunque todo lo escrito sea pura ficción.

Y después de todo, escribir.

La abstracción que requiere la escritura implica soledad. No me entendáis mal, no es una queja pero compaginar tantas cosas (trabajo, familia, amigos, trabajo, trabajo...) requiere quitar un poco de allí y un poco de aquí y, por si fuera poco, escribir tiene la enorme ventaja de ser gratis. Alguien que se sienta escritor no debería tener problemas con la soledad, es su amiga, su musa, su campo de batalla.

Sé que mañana escribiré porque sé que mañana habrá algo que me apetezca contar y compartir. Sé que siempre hay alguien o algo que merezca unas palabras y sé que buscaré el momento, mi momento y, para bien o para mal, el de nadie más.

Salir con un escritor nunca fue algo sencillo. Sin embargo, si consigues que un escritor se enamore de ti, puede que vivas para siempre.

5 comentarios:

  1. Estoy tan de acuerdo. Me encanta el "Salir con un escritor nunca fue algo sencillo. Sin embargo, si consigues que un escritor se enamore de ti, puede que vivas para siempre."

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    1. Mi madre, periodista de profesión, tras más de 27 años casados, sigue diciéndole a mi padre, periodista de carrera y profesión, que a ver cuándo deja el maldito ordenador.

      Avisadas quedáis ;)

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    2. Jajaja, de. Asta le viene al galgo...

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    3. De casta le*

      Grrrr correctores!

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  2. Para mí escribir es un vicio así que entiendo a tu padre!

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