Siempre la cago

By Nuwanda


Creo que todos los hombres somos un fracasados sentimentalmente hasta que encontramos a alguien que nos saca del mercado y del fracaso. Si al final de nuestra vida hemos tenido la suerte de compartir mucho tiempo con una mujer, estoy casi seguro de que ha sido así porque ella así lo quiso. Son pocos los casos en los que es el hombre el responsable último del inicio de una relación. Las mujeres deciden comenzar "algo" con alguien en el mismo instante en que también deciden pasar por alto alguna de sus cagadas, unas más grandes y otras pequeñas, ya que si no lo hicieran jamás habría parejas. Digamos que piensan: "aunque xxxxxxx, me gusta".

Por mi parte, siempre llego tarde, demasiado pronto o digo lo que no debo en el preciso instante en que jamás debería haberlo dicho.


A pesar de mi amplio conocimiento del enemigo y mi desarrollada capacidad de comprensión, mantengo una inhabilitación evidente para obtener resultados positivos con aquellas mujeres por las que, de una manera o de otra, me siento atraído. Y digo "de una manera o de otra" porque no tiene nada que ver, o eso creo, buscar sexo con buscar amor.

Cuando pienso que tengo claro que es el momento y que es la chica, sucede algo que mina mi seguridad. A veces, como si se dieran cuenta de que voy a dar un paso más, prefieren frenarme en seco, hacerme derrapar y evitar que me mate. Siendo práctico, mejor un pre-rechazo que un rechazo tradicional aunque el ridículo lo sufro igual. Supongo que mi cagada es que se me nota demasiado y que no puedo ocultarlo. Ellas, al darse cuenta, prefieren evitar el vendaval de piropos originales, comentarios divertidos y preguntas insidiosas llenas de dobles sentidos, por lo que pueda pasar. Respect.



Es cuando crees tener alguna posibilidad cuando más jode darte cuenta de que la realidad es muy distinta a cómo la imaginas. Supongo que a los que tendemos al optimismo como forma de vida nos pasa con muchas cosas. Dicen que lo peor que te puede pasar cuando te arriesgas es que acabes aprendiendo algo. De ser cierto, que lo creo, acumulo una retahíla de rechazos que bien merecen el título de Gran Maestre de la Orden de los Rechazados, soy un experto en el tema. A veces soy tan experto que a sabiendas de cuándo y cómo la voy a cagar, la sigo cagando exactamente cómo y cuándo estaba previsto. Hablando en serio, no sé si porque se me sube a la cabeza o porque, consciente de su interés, intento hacer del momento algo especial pero al final siempre, siempre, siempre la cago. Es en estas ocasiones cuando las consecuencias suelen ser más desastrosas ya que si hay algún interés femenino en mi persona no suele venir del aspecto físico y es mi forma de ser la que ve caer su valoración de forma estrepitosa "por flipao, creído y optimista" hasta el punto denominado de no retorno y señores, para qué engañarnos, si mi forma de ser deja de contar, estoy condenado a la soledad. Por el momento, sigo aprendiendo y no parece que vaya a parar.

Mi último rechazo fue del primer tipo, un pre-rechazo y, ya superada la fase en la que los rechazos suponían una mala noche, un mal día o una mala semana, lo peor fue que creer que tenía una mínima posibilidad, esa posibilidad que me permitía creer que aún había algo atractivo en mí para las chicas del sobresaliente, esa posibilidad que ahora mendiga pidiendo limosna entre seres mononeuronales que hagan de la indigestión del rechazo, un mal trago. Fue un rechazo de esos que te devuelven a la adolescencia de una hostia bien dada, esos que te hacen sentir como cuando no era la chica en cuestión la que te rechazaba sino que lo hacía en nombre de todas sus amigas y, casi, de todas las niñas del colegio para el resto de los tiempos y eso que, al menos en esta ocasión, me rechazaron con clase y educación. Supongo que si me sentí así fue porque ni siquiera tuve la oportunidad de empezar, fue como si lo oliera, como si hubiese sido capaz de anticipar la tormenta. La parte romántica de mi cerebro, cada día más pequeña, me dice que no era un rechazo, que sólo estaba contemporizando pero el resto del cerebro y todo mi aparato digestivo decían exactamente lo contrario.

El caso es que al final te das cuenta o de que no tenías ninguna posibilidad, o de que si la tenías la has perdido para siempre.

"El ajedrez me enseño que con un mal movimiento puedes perder a tu reina", ni idea de quién lo dijo.

Y no, querido lector, no hay segundas oportunidades en este juego.

Game over.

7 comentarios:

  1. Esta historia me suena.
    "Para siempre"...eso es mucho tiempo!!!

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    1. Si tienes un amigo que sea tan toligo como yo, te la debes saber de memoria.

      Si te refieres a que he escrito algo parecido, es posible. Me han rechazado muchas veces aunque, visto lo visto, no las suficientes.

      ;)

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  2. Lo importante es no dejar de buscar rechazos ya que cuando menos te lo esperes se convertirá en otra cosa.

    @dulcesgemidos

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    1. Como he dicho, tengo rechazos para exportar... :P

      Seguiremos trabajando en ello.

      Gracias!

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  3. Sé mil formas de cómo no funciona una bombilla...
    Edison

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    1. Gran frase, gran comentario. No pienso para aunque sí cambiar de estrategia. Sólo espero que no se haya cansado antes de que consiga encender la luz.

      Gracias!! ;)

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