Fin



 


Estaba charlando con un colega sobre novias, rolletes, fichajes, etcétera. El tema derivó en "tú no te vas a casar en la puta vida" o "ahora quiero tener novia" y acabó en las infidelidades propias y ajenas. Algo así como el Sálvame de dos hombres hablando tranquilamente en la terraza con varias cervezas a la espalda y otras tantas por beber. Recordé una historia, en la práctica podría llamarse cotilleo, que mi madre me había contado. Venía a colación porque se trataba de una nueva pareja que se había formado entre conocidos nuestros y a la que ella no veía ningún futuro.

Ella es una chica ciertamente tímida, de familia acomodada y buena estudiante. Es ordenada, educada, elegante, fina y tiene toda la pinta de no haber roto un plato en su vida. No os voy a mentir, a mí no me parece guapa pero tampoco es nada fea. Está dentro de los grises desbordantes. Podríamos decir que es una chica fiel y creyente en el amor eterno.

Él es un chico extrovertido y con pasta que no ha pegado un palo al agua en su vida. Es un tipo guapete, con un regusto extraño a Hombres, Mujeres y Viceversa pero con algún estudio, lo que a su vez le permite resultar atractivo para muchas mujeres. Su educación en el sentido protocolario brilla por su ausencia pero tiene cualidades de comunicación que le permiten ser sociable y divertido . Es activamente infiel pero también cree en el amor.

Son una pareja extraña la verdad.


Yo dije que estaba de acuerdo con mi madre, que eso no seguiría, que él había puesto los cuernos a todas las mujeres con las que había estado y que necesitaba estar soltero, salir de fiesta, conocer gente nueva y dejar de liársela a su novia. Mi amigo, casi entre risas, me dijo que eso no acabaría nunca porque él es así y siempre va a serlo y me advirtió sobre la imposibilidad de verle casado y fiel. Nunca, jamás. Afirmó, además, que la mujer que esté con él, a nada que tenga un par de bombillas, sabrá lo que hay desde el principio y será una consumidora precio-aceptante. No hay otra

Aunque estaba de acuerdo, me resistí a pensar que ella lo supiera y lo aceptara...

–Es triste no te parece –le dije
–Pues un poco. Es como si se hubiera perdido algo, como si ahora no fuera concebible una relación monógama de por vida.
–Está claro. Cada día que pasa la idea de fidelidad es más confusa. Se ha producido una explosión acojonante... Ojo, pero creo que se podría ser fiel... Lo que pasa es que hay muchos requisitos mínimos.
–¡Joder! Pero si ahora una tía de 18 años te enseña latín. Creo que ha sido un poco eso. Los hombres siempre hemos sido unos guarros pero la mujer ha estado cohibida durante muchos años y ahora, y desde hace tiempo, ha despertado y se ha producido una explosión y hay mucho más sexo por todas partes y menos compromiso. Lo que lo hace un poco menos... no sé... ¿valioso?
–Especial
–Sí, supongo que sí. No hay nada como conquistar a una mujer que te lo pone difícil. Ahora, sin embargo, todo es más fácil. No es que sea nada guarro, simplemente son más receptivas. A mí me parece de puta madre, ahora es fácil ligar, quedar con ellas, hay muchas más oportunidades... Lo jodido es echarse novia y no tanto por nosotros sino porque ellas no quieren.
–No quieren hasta que sí.
–Bueno sí, claro... Llega el momento en el que todas quieren pero hasta entonces: ajo y agua.
–Te digo más, creo que el hombre se está empezando a convertir en lo que antes eran las mujeres. Una lectora me mandó un correo que decía algo así como: "los hombres lo tenéis más fácil para conseguir una pareja. Hay muchas mujeres que merecen la pena en proporción al total. Sin embargo a nosotras no nos pasa lo mismo, hay menos hombres que merezcan la pena en términos porcentuales y yo no quiero conformarme". Y no es que nosotros hayamos cambiado mucho, es que es más difícil comprometerse en esta situación de libertinaje... Ah, y ellas siguen viviendo de los príncipes azules, no nos confundamos en esto. Quieren estar solteras hasta que llega él. Pero claro, o no aparece, o no lo ven o no quieren verlo.
–Totalmente de acuerdo. Hay mucho tonto por ahí suelto. Y bichos raros... Yo también querría mi princesa y si hay tantas que merezcan la pena como tu lectora dice, dile que por favor me pase alguna dirección de correo, algún móvil o lo que sea... Y, por cierto, ¿está buena?
–¿Quién?
–Coño, esa lectora tuya...

No le deis mucho valor a la conversación. Era tarde, estábamos cansados...

Al tema.

Wikipedia dice de la fidelidad:

La fidelidad es la capacidad espiritual, el poder o la virtud de dar cumplimiento a las promesas. 

Y sobre "prometer", en la página de "fidelidad", añade:

Prometer es una acción soberana; revela una gran soberanía de espíritu, ya que exige decidir hoy lo que se va a hacer en adelante, bajo condiciones que no se pueden prever.

Aquí está la clave. Cuando nos comprometemos con alguien le estamos prometiendo fidelidad y lo hacemos por tiempo indefinido "bajo condiciones que no se pueden prever". Así dicho suena más jodido o eso me parece a mí. Como aquí somos gente curiosa me pregunto: ¿de qué condiciones hablamos? ¿qué puede cambiar o pasar para que existan infidelidades?


Cuando no es algo patológico, es decir, siempre que el hombre sepa divertirse sin necesidad de intentar echar un polvo, algo tan complejo como salir sin beber alcohol, la infidelidad puede tener algo de sentido, alguna explicación racional. Tengo alguno de estos detonantes claros que he contrastado con internet.

Lo primero, la insatisfacción sexual. Punto pelota. No hay más. Esto pasa. Nosotros la pillamos rápido pero ellas más intensamente. Son los frutos de la infravaloración del sexo que existe actualmente. Un peaje por la diversión de un viernes por la noche. Y que tampoco está nada mal, pero que nada mal. Entenderme bien. Pero hemos separado totalmente el sexo y el amor y ello ha derivado en más infidelidades. Hay que decir que ellas sabían de este riesgo desde hace mucho tiempo, como tantas otras cosas. Seguro que habéis escuchado alguna vez aquello de que "a la mujer lo que de verdad le jode de la infidelidad es la parte emocional, el que podamos querer o enamorarnos de otra", pues eso. Aunque creo que les jode exactamente igual la parte sexual. Los hombres, cuando engañamos, no asociamos sexo y amor pero ellas sí lo hacían, antes. Ya no es así necesariamente. Y no es una crítica, ni mucho menos, pero es cierto que entre todos hemos banalizado un poco el sexo. En conclusión, si no hay sexo en casa y por cojones satisfactorio, el riesgo de acabar buscándolo fuera es elevado y creciente con el tiempo. Hay que asegurarse de saber con quién pretendemos acostarnos toda la vida.

Yo me tiro a la piscina pero antes compruebo si hay agua. Es de manual.

Otra importante es el aburrimiento, la monotonía. Un hombre o una mujer aburridos de su relación son presas fáciles para los solteros/as avispado/as que busquen un rollito de una noche. Y, me guste o no, es lógico. Necesitamos emociones fuertes cada cierto tiempo. Si en casa no nos impresionan o sorprenden ocasionalmente seremos más fáciles de sorprender e impresionar fuera de ella. En mi opinión, una pareja es aburrida si sus miembros son aburridos. A divertirse señores, a divertirse. En este sentido, he podido comprobar que tener aficiones comunes es algo cojonudo. Ya sé que es un topicazo pero es totalmente cierto. Conozco a un matrimonio cuya pasión es el buceo y cada cierto tiempo hacen una inmersión.

Por último y no menos importante, el desamor. Pasa que los sentimientos desaparezcen y los cuernos aparecen antes de que el compromiso llegue a su fin. Es una cuestión de tiempo, el tema se acaba. Esos son los cuernos que más preocupan a las chicas, esos que confirman que hemos dejado de sentir lo que sintiéramos por ellas. Lo mejor es reconocerlo cuanto antes

Son razonamientos lógicos pero no todo es lógica en la fauna del Señor. Hay otras causas, causas que podríamos calificar de secundarias...

Seguramente, estas causas secundarias de las infidelidades, sean CASI ajenas a la pareja ya que las personas nos vemos envueltas en situaciones que, como bien anticipaba Wikipedia, no podemos prever y en general tampoco controlar. Es el clásico, "yo no quería estar allí pero es que se fueron todos y quería seguir de marcha con ellos. Después llegaron las chicas y empezaron a bailar y a pasar de un lado a otro y bebimos como animales, me pasé mucho". Y entonces es cuando ella dice: "Todo eso está muy bien pero explícame la foto del móvil en la que sales con tres chicas en pelotas jugando a pacientes y enfermeras. O esa otra en la que estáis haciendo un beso cuádruple". Y claro, llegan los problemas. ¿Podría haberse ido? Sí. ¿Podría no haber entrado en aquél dormitorio? Sí. ¿Podría no haberse sacado ninguna foto? Sí. La realidad nos dice que si decimos una vez que sí, decimos que sí a todo. Podría haberse evitado en un principio hasta que dijo sí. El "a ver qué pasa" nunca ha funcionado.

Otro clásico es de la espinita clavada. Es un caso muy masculino –creo–. La espina es aquella chica a la que no conseguimos conquistar en nuestra adolescencia, aquella compañera de la universidad con la que siempre hubo feeling pero que siempre ha estado liada con el más toligo de la clase o esa compañera de curro que acaba de quedarse soltera y por la que quedaste hipnotizado desde el primer día. Son las amazonas del subconsciente, domadoras de bestias que airean todo raciocinio que haya podido sobrevivir en nosotros. Es impulsivo y se puede evitar pero si ella quiere... Ufff... Es una posibilidad remota ya que la gente, con la edad, se compromete, se casa o simplemente no se follaría ahora lo que no se folló en el colegio, en la universidad o el otro día en la oficina, pero existe. Desconozco si a ellas les sucede lo mismo. Apostaría a que sí.

Siempre he sido enemigo de la distancia. Siempre. Nunca he creído en una relación sin contacto físico. No me parece ni romántico ni racional ni satisfactorio aunque tampoco me vuelvo loco. Un poco de distancia, ocasionalmente, está bien; mucha, me apaga. Suelo soltar esto en las segundas o terceras citas, por ir avisando, no quiero engañar a nadie. Puede existir mucho amor entre dos personas que viven a distancia pero hay muchas otras cosas que no existirían. Personalmente no puedo vivir sin charlar en el sofá, un café dominguero o una noche de copas. Querría hacerlo con alguien, con algún amigo quizá, pero tarde o temprano siempre aparecería una chica, alguien que también quiera hacer lo mismo que yo y que además quiera hacerlo conmigo, y adiós. Es rebuscado pero estadísticamente frecuente. En cualquier caso, el roce hace el cariño y la distancia lo diluye. Más irremediablemente cuanto más prolongada sea. Con todo, reconozco las ventajas de una relación así, a distancia, y aunque puede que me gustara durante un tiempo, no lo veo a largo plazo.


Eso sí, yo lo dejaría todo y me iría donde fuera por Ella. 

Pero.... ¿distancia? No, gracias.


Por último y con una probabilidad despreciable salvo viajes a Las Vegas, Macao o Sodomas-y-Gomorras parecidas, tenemos las fantasías. Ya he escrito sobre ellas en alguna ocasión. Si se presenta la oportunidad, siempre será complicado renunciar. No voy a comentar nada más al respecto, dejar volar la imaginación.





Llega el momento de la observación obvia y concluyente. Si os dais cuenta, todas las situaciones que pueden llevar a una persona a cometer una infidelidad sólo pueden evitarse por voluntad propia. E aquí la segunda pregunta importante que, como buenos curiosos, nos hacemos: ¿Qué se puede hacer o qué tiene que pasar para que surja esa voluntad?

Yo me plantearía en primer lugar que es lo que no hay que hacer, esas cosas, grandes o pequeñas, que nos empujan directamente hacia la cama de la prima de la novia de un conocido de la universidad que empezó escribiendo un mensaje por Facebook y acabó mandándonos vídeos por Whatsapp al más puro estilo Hormigos. Ejemplos claros de estos pequeños fallos pueden ser la falta de cariño –evidente–, la falta de morbo –algo muy importante, hay que mantener la tensión constantemente–, tener el-polvo-de-los-viernes y el-polvo-de-los-domingos, los mensajes de "¿dónde estás?" "¿con quién?" o "¿a qué hora vuelves?" o, peor aún, el clásico y despótico "no bebas mucho". ¡Joder! Me dan ganas de hacer exactamente lo contrario sólo con leerlo. Imagínate que sucede de verdad...

Por el contrario, creo en la tensión sexual, la tensión divertida y sana, la tensión de sorprender de vez en cuando como fórmula de fidelidad infalible ya que evita el aburrimiento, la insatisfacción sexual y el desamor. Se trata de que lo nuevo lo proporcionemos nosotros mismos para evitar que la otra parte humedezca los muslos con el primer payaso con camiseta de pico y flequillo estudiado que se le cruce por delante. Basta con tenerlo presente y hacer algún esfuerzo ocasionalmente. Si existe alguna forma de evitar que se tire al tonto es conseguir que piense que somos superiores a todos y que con nosotros tienen todo lo que necesitan y desean. Y no, no hablamos de follar mucho, más bien al revés. Se trata hacerlo diferente, especial, y sólo hace falta cambiar un detalle en cada ocasión y darle una importancia superior. Si puedes contar tres polvos consecutivos que sean iguales en cuanto a preliminares, coito y post-coito, algo va muy mal. Va siendo hora de probar en la cocina o de mantenerse una semana a pan y agua y provocar mucho el fin de semana para desatar a la fiera. Nadie dirá aquí que sea fácil. Digo que es infalible. Les diría lo mismo a ellas.

Y, de nuevo, no, no son confesiones de una mujer. Es puto sentido común.

La sinceridad es importante. Soy muy fan aunque, como todo lo bueno, es más fácil en la teoría que en la práctica. Hablar de necesidades, de posibles mejoras y reconocer errores refuerza la confianza y el compromiso pero en ocasiones no es fácil. Siempre es mucho más jodido engañar a alguien que sabes que nunca te mentiría en nada pero, claro, ¿quién no miente alguna vez? Hay que demostrarlo y saber relativizar todo lo que no sea una infidelidad de verdad. Hablar de cosas jodidas, especialmente si no van a gustar, mejora increíblemente la confianza.

Si funciona, disfrútalo. Si ni aún haciendo todo esto la cosa funciona, hay que saber cuándo decir "esto se ha terminado". Hay que saber cuándo hacerlo. Si la distancia es muy larga, si el desamor ha llegado y no tiene pensado marcharse, si el aburrimiento es crónico o si la insatisfacción sexual es escandalosa, aprende a decir "esto se ha terminado". Evitarás futuros disgustos que sin duda serán mayores de los que tendrás ahora y, de regalo, ambos tendréis la oportunidad de volver a intentarlo.

Fin.


6 comentarios:

  1. ¿Qué decir cuando tu lo has dicho todo? y además muy bien xD
    Hay diversos motivos para ser infiel, pero lo más importante es ser valientes, sinceros y hablar con la pareja, puede que sirva como fin de un "estancamiento" o puede que sea el fin de la pareja, pero al menos se afrontan los problemas; Otra cosa ya es el tipo/a cobarde y egoísta que es infiel y no lo dice.
    Y si la pareja se entera y lo consiente pues creo que tiene poco amor propio.
    En definitiva, como viene siendo habitual, muy buena reflexión ^^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias Tomate!

      Sólo es una visión sobre las causas y algunos posibles remedios con una llamada de atención a quién no sabe decir: "Hasta aquí hemos llegado".

      Consentirlo recurrentemente tampoco me parece una opción viable. El perdón, sin embargo, cuando se trata de algo ocasional/"accidental" tiene mucho poder.

      Un saludo

      Eliminar
  2. buf, no sé ni qué comentar... en fin, creo que mejor me voy con la lección repasada, que no aprendida.
    afortunadamente nunca he estado en la situación de infidelidad, ni activa ni pasiva (que yo sepa, claro), supongo que supimos atajarlo antes. el siguiente...ya se verá...
    texto completísimo!!! que no he dejado ni la migajas..
    saludo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Dices bien, afortunada.

      Gracias de verdad por tu comentario!

      http://gifsanimados.de/img-gifsanimados.de/g/gracias/gracias.gif

      Eliminar
  3. Para este post un "chapeau": http://24.media.tumblr.com/4ca6c318baa25569b3c67c413829dc97/tumblr_mqemmqZytW1qfdjlao1_500.jpg

    Y punto.

    ResponderEliminar